11 de septiembre de 2017

"Lito el de la bodeguina"

Lito González, una visión del pasado, presente y...
Lito en la puerta de su establecimiento en la céntrica calle Jerónimo Ibrán de Mieres. (facebook; amigos de la bodeguina)
Un mierense que ha vivido siempre de cara al público
Manuel González Menéndez "Lito". (facebook; amigos de la bodeguina)
http://www.lne.es
Creo recordar que en tiempos pasados, hace cincuenta o sesenta años, era bastante normalillo eso de que un "peque" o una "peque" femenina o masculino, cogiese los bártulos de su escuela de primaria para liarse la manta a la cabeza, y unas veces por mandato paterno o materno y otras por propia iniciativa, bastante responsable, eligiese, como aprendiz, una profesión para buscarse el futuro y llevar, en lo posible ya, unas perrillas a casa.
Lito y Nuria con clientes en la puerta de la Bodeguina. Foto de josé Ramón Viejo. (Facebook; amigos de la bodeguina)
Eso le ocurrió a nuestro protagonista de hoy, Manuel González Menéndez, para todos "Lito el de la Bodeguina" que con trece años colgó los libros -ya podía ser las botas del fútbol treinta años más tarde, con un buen bagaje económico- y se buscó el cocido como aprendiz repartidor y "chico para todo" de unos almacenes de coloniales, los de Antolín, en la calle Guillermo Schultz.
Pero antes de seguir la plática, unas reflexiones en torno a su persona. Nació este popular mierense el treinta y uno de julio de 1948 en las Casas Baratas, hijo de Manolín del Cantu y de Herminia que, dicho sea de paso, era hermana de Juan Menéndez -¿algo especial?- pues sí, porque se trataba de "El Grillu" o para mayor conocimiento "El Almirante de la Canción Asturiana" es decir, Juanín de Mieres.
Retrato de Juanín de Mieres realizado por Manuel Banciella. Fotografía: Paco. Mieres, 1957. Archivo particular de Luis Alberto Fernández González.
Toda una mezcla familiar muy peculiar puesto que Manolín del Cantu, su padre, era muy popular en su entorno por su alterne en torno al bien vino, de Casa Tornillos a Casa Cuartas y viceversa, Mientras que Herminia, preparada para echarle un rapapolvo, calmaba sus ansias cantando en el Orfeón de Mieres, al lado de su hermano Juanín. 
Y así, nuestro "Lito" con sus trece añitos y una bicicleta de cuarta categoría que pusieron en sus manos, inició su vida laboral gastando mucho calzado porque, dicho sea de paso, la bici apenas tenía frenos y era de obligado cumplimiento no solo recorrer las arterias de su Mieres de entonces, allá por los primeros años de los sesenta, sino también las carreteruchas de los pueblos más o menos cercanos. Y así cinco años que hicieron de él una figura familiar en el hábitat local. Pero claro está, llegaron los 18 años y aparece la oportunidad de cambiar la camionera por la bici y Lito se hace dependiente polivalente de Casa Roces, en la entonces calle Bernardo Aza, hoy Escuela de Capataces. Hombre? el cambio tiene sus ventajas y no solo económicas, sino ambientales.
El patrón de La Bodeguina Lito en plan Capone. Foto.  Alberto Cienfuegos.(facebook; amigos de la bodeguina)
Su figura se agranda en el círculos alrededor de la Plaza del Mercao, por aquel entonces Plaza Cubierta y repartiendo productos de charcutería, sobre todo jamones, junto a material para confeccionar los ricos manjares del "gochu". Por eso y mucho más su figura adquiere matiz familiar, "vamos?" como si fuera de casa. Y así estuvo, claro está, como "Lito el de Casa Roces" nada menos que veinticinco años, durante los cuales llegó a conocer, de primera mano la idiosincrasia de un pueblo como el de Mieres, a través de la singularidad de sus gentes, participando en actividades con algún título en el deporte del judo.
Lito colocando la terraza en su establecimiento. (Facebook; amigos de la bodeguina)
Lo que ocurre es que Manuel González deseaba bucear en nuevos horizontes, encontrarse con otros retos y sobre todo buscar su propia identidad. Eso le hizo mover ficha en busca de un empleo en la capital del Principado. Oviedo era nuevo para él y necesitaba descubrir su verdadera senda. Allí, logró hacerse con el trabajo de encargado de tienda del Grupo Ifa y aunque eso tampoco llegó a colmar sus deseos, supo aguantar otras siete temporadas, hasta que la llamada de su tierrina se convirtió en una contante despertando ansias de volver que ya no tenían vuelta atrás, por el simple hecho de que nuestro Lito, pegado a la patria chica, había descubierto su verdadera vocación que, dicho sea de paso, giraba en torno al sector de la hostelería. 
El cantante mierense Víctor Manuel con unos amigos en la bodeguina de Lito en Mieres. (Facebook; amigos de la bodeguina)
Entonces, casi como por encarto apareció la oportunidad en forma de un proyecto del que iba a compartir el protagonismo de la novedad. Otro mierense de reconocido prestigio, Jaime Gutiérrez, heredero de unas conocidas bodegas mierenses, precisamente ubicadas en la calle Jerónimo Ibán, hoy convertida en uno de los puntos estratégicos de la ruta de los vinos, licenciado en químicas y con el título de etnólogo, todo ello tras un primer contacto cara al público en su juventud como jugador del Club Patín Kíber, tuvo la feliz idea de crear en Mieres la primera vinotería, podría decirse que de Asturias, donde el atractivo néctar de la uva fue gran protagonista asumiendo la oferta de los principales puntos estratégicos de producción de la piel española. Esto ocurría a finales de los años ochenta y su ubicación tomó cuerpo físico en la llamada calle Palacio Valdés, también en las cercanías de la Plaza del Mercado y hoy sitio que ocupa uno de los prestigiosos restaurantes de la villa de Teodoro Cuesta.
Lito González. (Facebook; amigos de la bodeguina) 
El éxito del establecimiento fue casi explosivo, de la mano, como responsable de Lito, con otro socio llamado Paco, pero fue el que había sido repartidor de coloniales, de productos cárnico y otros menesteres, quién se encargó de liderar el proyecto. No solo el acierto dio de lleno en la diana para la clientela de Mieres, sino que de otros muchos lugares de Asturias acudía las gentes ante la fama que había traspasado fronteras comarcales. Unos ochos años más tarde, desgraciadamente, por asuntos ajenos al desarrollo de la idea, el asunto desapareció del mapa dejando el clásico sabor de la ausencia pero abriendo puertas a nuevas iniciativas que hoy día confirman el acierto del precursor del invento.
Lito y Nuria con unos clientes en el interior de la Bodeguina. (facebook; amigos de la bodeguina)
Sin embargo Manuel González seguía en sus trece de convertirse en punta de lanza de la hostelería local en la nueva línea de las vinoterías. Así nació, en el mismo punto neurálgico de la calle Jerónimo Ibrán, la que podría llamarse "primera" "Bodeguina de Mieres", una especie de rincón donde, pese a su reducido espacio interior -con el beneplácito de un buen tiempo gran parte de la clientela usa la terraza- tiene 185 tipos de vinos, de los cuatro puntos cardinales de España, y se encuentran abiertos a cualquier petición que se haga por parte de sus muchos clientes.
Cartel de la bodeguina de Mieres. (Facebook; amigos de la bodeguina)
Al que a partir de ahora denominaremos "Lito el de la Bodeguina", es ya jubilado con casi setenta años, está casado con Amable, es padre de una hija, profesora de filología inglesa en Madrid y abuelo de un precioso crío de tres años, Elías para más señas, al que adora. En su "almacén" de recuerdos guarda mil anécdotas pero lo cierto es que nunca podrá olvidar las charlas con Juan Menéndez, El Grillu para los mierenses, el Almirante de la Canción Asturiana como fue justamente bautizado, porque, dicho sea de paso Lito es sobrino carnal del gran intérprete de la tonada través del parentesco de hermanos con su madre Amparo. Hasta poco antes de su fallecimiento y con motivo de las fiestas de San Xuan, donde se le rendía el justo homenaje popular, Juanín de Mieres no perdonaba la charla en la Bodeguina con su sobrino predilecto en torno a un buen vino.
El desaparecido y querido Fernando Martos Cabrero "Pina" con su guitarra
Precisamente el tema principal de este encuentro giraba en torno al ambiente de los bares antes y ahora. Salían a relucir nombres como Casa Tornillos, Casa Cuartas, la sidra de la ruta de Requejo, los bares Caudal y Salamanca camino de la Villa y muchos más. "Mira -finaliza nuestro personaje- cuando yo abrí La Bodeguina, tal como dice el bando municipal, a partir de las once se está prohibido vociferar y dar voces. Entonces yo simulaba una llamada de la policía para decir a los clientes que debía desalojar el establecimiento. Hoy a las diez de la noche estoy mirando a ver si entra alguno. Las cosas han cambiado". De todas formas hasta hace muy poco se celebraba una especie de fiesta bajo el título de "Martes en la Bodeguina", con la presencia musical de nuestro recordado Fernando Cabrera, el Pina para todo Mieres con su guitarra y sus melodías.
Lito saludando en la ventana de su establecimiento en la Calle Jerónimo Ibrán. (facebook; amigos de la bodeguina) 
FUENTE: AMADEO GANCEDO (La nueva España)
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