10 de septiembre de 2017

Un encuentro "maldito" de periodistas en París

La cena de los periodistas suicidas
Retrato de Ramón Menéndez Pidal. (Real academia de la lengua). X (Twitter)
El exilio de Ramón Menéndez Pidal y una reunión de homenaje al encargado de negocios de la Embajada de Argentina celebrado en París
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
Durante el trascurso de la guerra civil, París se convirtió en la capital de la cultura española. Lo mejor del pensamiento, la cultura y la ciencia se refugió allí. En unos casos, para salvarse de la cárcel o el fusilamiento, en otros, simplemente para seguir trabajando, porque la investigación y los tiros nunca han casado bien. Unos pocos siguieron su vida en el exilio, pero la mayoría regresó con el franquismo y se acabó acomodando en el nuevo régimen, por lo que muchos disimularon en sus biografías los verdaderos motivos que los habían llevado a Francia y ahora es muy difícil conocer la verdad. Aunque, seguramente, ya tampoco importa.
Gregorio Marañón y Posadillo nació en Madrid, el 19 de mayo de 1887. Fue un destacado Médico Endocrino, además de Científico, Escritor e Historiador. (Real academia de la Historia). Real Academia de la Historia.
Ramón Menéndez Pidal fue uno de los que se marchó. Lo hizo en el otoño de 1936, junto a Gregorio Marañón, ambos con sus respectivas familias, desde Madrid hasta Alicante y de allí, hasta Marsella. Don Ramón había nacido en la Coruña, pero siempre se consideró asturiano, de Pajares, como su padre, el magistrado Juan Menéndez, y sus hermanos Juan y Luis. Su madre, Ramona, también fue asturiana y pertenecía al poderoso linaje de los Pidal de Villaviciosa. Llegó a Oviedo con un año cumplido y aquí vivió hasta los siete; luego, siguiendo los destinos profesionales de su padre, pasó por Sevilla, Albacete, Burgos, otra vez Oviedo y por fin Madrid. En esa Universidad fue discípulo de Marcelino Menéndez Pelayo y obtuvo la cátedra de Filología Románica, que le permitió abordar el estudio de las fuentes históricas y la lengua española a partir de un arduo trabajo de campo por los pueblos de Castilla junto a su esposa María Goyri, la primera mujer que pudo terminar en este país la carrera de Filosofía y Letras.
Ramón Menéndez Pidal y María Goyri en 1900, haciendo la ruta del Cid en su viaje de bodas. La Pajarera.
A lo largo de su vida, tanto antes como después de su matrimonio, don Ramón viajó mucho y su obra es tan indispensable para el conocimiento de nuestra lengua y nuestro pasado, que lo convierte, junto con Severo Ochoa, en uno de los dos últimos asturianos que pueden ser calificados con seriedad como "intelectuales", si devolvemos a este adjetivo su verdadero significado. Fue presidente del Comité Directivo de la Residencia de Estudiantes, director del Centro de Estudios Históricos, vicepresidente de la Junta de Ampliación de Estudios, académico de número de la Real Academia de la Lengua Vasca y director de la Real Academia Española, por señalar sus méritos más importantes. También dejó una producción literaria muy extensa, aunque, como puedo elegir, sólo voy a citarles tres libros: "La leyenda de los siete infantes de Lara", publicada en 1896; su tesis doctoral: "Cantar del Mío Cid: texto, gramática y vocabulario" (1908-1912) y su gran "Historia de España", iniciada en 1935 y en la que participaron Claudio Sánchez Albornoz, Manuel Tuñón de Lara y Antonio García Bellido, junto a una larga lista de historiadores de prestigio, hasta su conclusión en 2005, cuando él ya había fallecido.
Retrato de Ramón Menéndez Pidal. (Fundación Ramón Menéndez Pidal). Fundación Ramón Menéndez Pidal.
Tras su salida de España, Ramón Menéndez Pidal vivió primero en Burdeos, donde empezó a escribir la "Historia de la lengua española" y en el verano de 1938 se trasladó a París. También estuvo en Cuba y Estados Unidos, antes de retornar a España el 4 de julio de 1939, aunque sometido a un expediente de depuración que se sobreseyó cuando cumplió ochenta y tres años. Don Ramón nunca destacó por su actividad política, pero tampoco negó sus simpatías por la República y su aversión a las ideas totalitarias de cualquier signo. Poco antes de dejar Madrid había suscrito el manifiesto de la Alianza de Escritores Antifascistas para la Defensa de la Cultura, posicionándose junto al gobierno de Frente Popular y en 1939 dimitió como director de la Real Academia Española para denunciar la situación de acoso que sufrían algunos de sus miembros, y aunque volvió a ocupar el cargo desde 1947 hasta su muerte, consiguió su pretensión de que los sillones de los académicos exiliados permanecieran sin cubrir hasta que estos fallecieran. Menéndez Pidal tampoco dejó de trabajar en el exilio y siguió sus estudios en las universidades de Toulouse, La Habana y Nueva York. Durante su breve estancia en París volvió a encontrarse con Marañón, quien también había conseguido autorización para establecer una consulta privada y ejercer en los hospitales de la ciudad y juntos compartieron las inquietudes del resto de los ilustres españoles, que se reunían periódicamente aprovechando cualquier motivo, bien casa del doctor o en los hoteles de la ciudad.
Enrique Loncán (1892-1940), a la izquierda, junto a colegas de la Cancillería argentina. (Galería Nocturna).   
Una de las preocupaciones del grupo coincidió con su llegada, cuando creció la amenaza de una nueva guerra que en esta ocasión podía afectar a toda Europa. El rumor anunciaba que París estaba a punto de ser bombardeada y los extranjeros empezaron a abandonar la capital. El día 28 de septiembre se ordenó la movilización general y los habitantes de la Ciudad Universitaria tuvieron que abandonar su residencia en previsión de que allí se habilitase un hospital, pero entonces los intelectuales españoles obtuvieron la promesa de Enrique Loncán, encargado de negocios de la Embajada de Argentina, de que si se producía la conflagración, el país americano los acogería junto a sus familias.
Azorín, Dibujo de Ramón Casas. Museo Nacional de Arte de Cataluña. El Cultural.
Luego llegaron los acuerdos de Munich y la paz se prolongó unos meses, de manera que los integrantes de aquella expedición, que no había llegado a producirse, quisieron agradecer a Loncán su gestión y le organizaron un homenaje en el café Voltaire, abierto en la plaza parisina del Odeón. Según contó el escritor Miguel Pérez Ferrero en su "Vida de Pío Baroja", el lugar lo eligió Azorín y en la mesa, junto a Enrique Loncán, estuvieron presentes el mismo Azorín; Pío Baroja; Ramón Menéndez Pidal; los doctores Gregorio Marañón y Teófilo Hernando; el filósofo Xavier Zubiri; los periodistas de La Nación de Buenos Aires, Fernando Ortiz de Echagüe y Arturo Menéndez Calzada; el de La Prensa, Ricardo Sáenz Hayes; el subdirector del Instituto de Estudios Hispánicos de París, Aurelio Viñas; el aviador, Emilio Herrero -quien sería más tarde presidente de la República en el exilio- y el escultor asturiano Sebastián Miranda; mientras otro asturiano, Ramón Pérez de Ayala, quien desde hacía algún tiempo se hallaba residiendo en Biarritz, quiso solidarizarse y envió desde allí una adhesión.
El escultor asturiano Sebastián Miranda. (Real Asociación Española de Cronistas Oficiales).    
La curiosidad viene después, cuando conocemos que Enrique Loncán se quitó la vida cuando al comienzo de las hostilidades de la II Guerra mundial tuvo que regresar a Argentina. Y lo mismo hicieron al poco tiempo otros dos de los comensales que habían acudido al homenaje, Arturo Méndez Calzada, y Fernando Ortiz Echagüe. Enrique Loncán había nacido en Buenos Aires en 1892 y además de político fue catedrático de Derecho Político en aquella Universidad y escritor especializado en el humor, firmando con su nombre o con el seudónimo "Americus" artículos en el diario La Nación y en las revistas El Hogar, Caras y Caretas y Nosotros. Al parecer, antes de salir de Francia había tenido un enfrentamiento con el embajador de su país, el cineasta Miguel Ángel Cárcano y cuando volvió a Argentina publicó una página denunciando su conducta respecto a la salida del personal de la embajada. Por ello el 30 de septiembre de 1940 fue llamado para dar explicaciones ante el ministro correspondiente. Nunca se supo cual fue el tono de la entrevista, pero a su término dejó el edificio oficial, se dirigió a un bar para beber unas copas en una mesa apartada y allí sacó su revólver y se pegó un tiro.
El embajador argentino  que tuvo un enfrentamiento con Enrique Loncán, Miguel Ángel Cárcano. (Wikipedia)   
Su colega y compañero Arturo Méndez Calzada ni siquiera pudo cruzar el charco. Salió de Francia por la frontera española con el objetivo de embarcarse en Barcelona para hacerse cargo en Buenos Aires de la página literaria de La Nación, luego dicen que lo vieron pasar por San Sebastián con una fuerte depresión y al llegar a la Ciudad Condal puso fin a su vida. Por su parte, Fernando Ortiz Echagüe pudo salvarse de la guerra residiendo en los Estados Unidos, hasta que volvió a París después de la liberación para retomar su trabajo de responsabilidad en la agencia de información, pero una vez allí, sin que tampoco se haya sabido por qué, se arrojó a la calle desde un piso alto de aquel edificio de oficinas. Ya ven que con un poco de fantasía alguien podría hablar de una cena maldita para los periodistas que compartieron mesa aquella noche. Mientras tanto, el resto de los invitados en su mayoría tuvieron más suerte. Nuestro Ramón Menéndez Pidal falleció de muerte natural en 1968, cuando le faltaba poco para ser centenario. Dentro de pocos meses se cumplirán los 50 años, un buen momento para que el Concejo de Lena, cuya biblioteca municipal lleva su nombre, lo recuerde.
Fernando Ortiz Echagüe. (La Nación). 
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR. Publicado por La Nueva España el 08-08-2017. Ver enlace.
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AUTORES.

Ernesto Burgos Fernández (historiador). Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo, éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Coautor de los libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del Medio) para Asturias y Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias Sociales «Cuadernos de Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia de las cuencas mineras asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el patrimonio arqueológico de Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su temática en jornadas y congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente artículos para numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa, Mieres 30 días, La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras del Caudal, Aula de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara (2002); La Teyerona (2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011). Histórico militante republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España, donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100 años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto: Wikipedia  Twitter.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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Esta página se editó por última vez el 07 de diciembre de 2023 a las 08:46 horas.

1 comentario:

  1. Un recuerdo familiar: Cuando venian de Veraneo a Pajares, los Menedez Pidal , dejaban los coches en en lo de mi bisabuelo José Pulgar Fernandez Quiros, con el que el padre de Menedez Pidal se enfrascaba en largas conversaciones(cosa que menciona Menendez Pidal en uno de sus libros) mientras reponían fuerzas. Mi abuelita paterna Maria Josefa, recordaba a Menedez Pidal cuando era "un mozo" y venia con sus padres . El bisabuelo José tenian el Almacen de Puente de los Fierros y los esperaban todos los años

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