Así murió Silvino Morán |
Cabaña
del Rasón, cerca de la zona de Aller (Asturias). Un 26 de noviembre
de 1937, el comandante del Batallón 241, Silvino Morán, permanecía escondido en esta cabaña desde la caída definitiva del Frente Norte, intentando regresar a zona
republicana para continuar luchando. (...). Saber más. |
La caída de este combatiente republicano a
los 30 años, cuando ya se había convertido en un mito, fue utilizada por
el franquismo como una acción heroica en la Guerra Civil en Asturias |
Ilustración de Alfonso Zapico |
Silvino Morán es uno de esos nombres que salen a relucir cuando se habla
de la Guerra Civil en Asturias, aunque casi siempre se le trata con
poco rigor, hasta el punto de que en publicaciones muy serias puede
leerse que fue uno de los protagonistas del intento de fuga masiva que
protagonizaron en Tazones centenares de combatientes que permanecieron
huidos en nuestros montes tras la caída del Frente Norte. Pero eso nunca
pudo ser por la sencilla evidencia de que aquel luctuoso episodio tuvo
lugar el 14 de enero de 1939, cuando Silvino llevaba muchos meses
muerto, ya que había caído durante una emboscada en la noche del 25 de
noviembre de 1937 en una cabaña del puerto de El Rasón. Cuando
comenzó la contienda, nuestro hombre, minero y comunista, ya era un
luchador conocido que había demostrado en la Revolución de Octubre su
capacidad de mando, siendo juzgado en rebeldía por algunos sucesos que
saltaron después a la prensa nacional.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
En aquel momento pudo escapar de
la prisión que sufrieron muchos de sus compañeros y se exilió en
Francia, donde permaneció hasta que la victoria del Frente Popular en
las elecciones de febrero de 1936 trajo la amnistía para todos los
encausados por la insurrección obrera. Como es sabido, pocos meses
después, una parte del Ejército apoyado por la Iglesia y los partidos
de la extrema derecha se levantó contra la legalidad republicana. La
respuesta popular consistió en organizarse en milicias para defender las
libertades que se habían conseguido en aquellos años convulsos. Silvino
Morán se sumó desde el principio a aquel proyecto de militarización
integrándose en el Comité de Guerra de Aller como paso previo para
formar su propio batallón, a la vez que acudía a formarse en la Escuela
de Infantería que funcionó en Gijón entre el 18 de marzo y el 7 de
septiembre de 1937. Allí se impartieron cursos que duraban un mes
para los tenientes y capitanes, pero también se ofrecieron varios
cursillos de especialización para los comandantes. El combativo minero
acudió al segundo de ellos formando promoción con otros jefes que
también pasaron a la historia por haberse destacado en la defensa de
Asturias. La valentía del Batallón 241 se hizo famosa en toda
región, a pesar de que dejaron en contadas ocasiones su campo de acción,
que estuvo centrado en la defensa de las entradas al concejo allerano
por los pasos montañosos que lo unen con la Meseta.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Lógicamente, sus
enemigos no compartían esta opinión y extendieron la idea de que los
milicianos de Morán no eran más que una banda de asesinos a los que se
acusaba de no tener piedad no solo con sus contrarios sino también con
sus aquellos compañeros que, desesperados por la dureza de los combates y
el frío de los puertos, intentaban abandonar las líneas y volver a
casa. En mayo de 1937, el Batallón ya se había destacado en un
ataque sobre Lillo para proteger a la avanzada republicana obligada a
retirarse por falta de munición cuando los franquistas iniciaron el
contraataque para recuperar las posiciones que les habían ocupado. A
principios de junio aquella tropa ya contaba 87 muertos y aún quedaban
las durísimas batallas del verano en el puerto de San Isidro y del otoño
en Peñas Blancas, donde las bajas llegaron al 50% de los hombres. En
octubre, Belarmino Tomás y su «heroica» cohorte se rodearon de hombres
bien armados para proteger su huida de Asturias, abandonando a su suerte
a milicianos y civiles que pronto empezarían a llenar las negras fosas
del fascismo; mientras tanto los verdaderos luchadores aún sabiendo que
la derrota ya era inevitable se negaron a rendirse. Entre ellos estaba
Silvino Morán, que aguantó hasta donde pudo, a pesar de que solo contaba
con 443 fusiles para 459 milicianos. Finalmente sucedió lo
esperado y cuando el Frente Norte se desplomó, cada uno buscó refugio
como pudo. Silvino, junto a su esposa Asunción, su cuñada Elvira y tres
compañeros decidieron huir y permanecer unidos en aquellas montañas que
conocían como la palma de su mano. Dos de aquellos hombres eran Ángel de
Misiegos y su hijo Dionisio, que solo contaba 17 años, del tercero
desconocemos su nombre pero no su actuación: en la madrugada del 25 al
26 de Noviembre de 1937, mientras todos dormían en una cabaña de El
Rasón, abandonó en silencio la guardia que le habían encomendado para
permitir que una partida falangista atacase al grupo por sorpresa
disparando sus armas a discreción.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
A pesar de su fuerte
resistencia, los tres hombres cayeron, Silvino de un disparo en la
cabeza y los otros dos acribillados, y las mujeres resultaron heridas,
pero en vez de ser rematadas como entonces sucedía siempre en casos
similares, fueron conducidas al hospital, juzgadas más tarde y
condenadas a cumplir una larga pena en la prisión de Saturrarán, creada
por una orden del día 29 de diciembre en el límite entre las provincias
de Guipúzcoa y Vizcaya para acoger principalmente a muchas asturianas
que ya no cabían en los saturados establecimientos de nuestra región. La
muerte de Silvino Morán fue utilizada por el franquismo desde el mismo
momento en que se produjeron los hechos y su cadáver fue bajado en una
carreta hasta Moreda para ser expuesto al público en el Casino de la
localidad, igual que se hacía con los trofeos de caza mayor, donde pudo
ser visto por la mayor parte de la población. El 3 de diciembre de 1937
el diario La Nueva España de la época, que afortunadamente solo comparte
con el que ahora tienen ustedes en sus manos la misma cabecera,
informaba a sus lectores del hecho, convirtiéndolo en una acción
heroica. Aquella crónica titulada «Brava hazaña de los falangistas
de Nembra» se abría con el recuerdo de los famosos y desgraciados
hechos que habían ocurrido en aquel pueblo durante la Revolución de
Octubre, volviendo a la memoria uno de los episodios más sangrientos de
aquellos días que incluyó el ensañamiento con varios católicos a los que
«después de martirizarlos de manera inverosímil, les hacían la misma
operación que el matarife emplea para sacrificar y sangrar a un cerdo,
también algunas mujeres en su canallesca labor, recogían la sangre de
los mártires en cubos y decían: ¡Estos no gruñen como los cerdos!».
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Ilustración de Alfonso Zapico |
A
pesar de ello, según el periodista, la mayor parte de la población de
Nembra era religiosa y cristiana y muchos de sus jóvenes habían pedido
el ingreso en FET y de las JONS «para luchar por Dios y por España»
destacando en la captura de «criminales y asesinos marxistas» y en la
vigilancia de los movimientos de Silvino Morán, al que se calificaba
como «contrahecho», a pesar de que medía 1, 85. Así supieron el día 24
que su cuadrilla se había hecho con dos vacas que pastaban en los
alrededores y decidieron salir en su busca, a pesar de que la munición
de la que disponían era tan escasa que -siempre siguiendo aquella
información-la mayor parte de los falangistas solo llevaban tres
cartuchos para el fusil «Lebel» que portaban. Después de pasar el
día 25 en el monte y sin comida, los perseguidores se dieron cuenta
-efectivamente en la madrugada del 26- de que un sujeto vigilaba una
cabaña de El Rasón y que al descubrirlos avisaba a quienes estaban en su
interior. Entonces comenzó el fuego por ambas partes, que duró
aproximadamente una hora, hasta que pudieron ver como se escapaba un
herido, por lo que cercaron la construcción devolviendo las bombas de
mano que les lanzaban desde dentro hasta que acabaron matando a los tres
hombres hiriendo a las mujeres que los acompañaban.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Hasta aquí la
versión de la Nueva España que destacaba la actuación de tres
falangistas: el jefe Candido Alonso Alonso, Gregorio Velasco González y
Luis Rodríguez Lobo, quien había recogido varias de las bombas volviendo
a lanzarlas inmediatamente contra los huidos. Todos los perseguidores
se repartieron las mil pesetas que el general Aranda había ofrecido por
la cabeza de Silvino Morán. Como vemos, hay algunos puntos poco
claros en esta versión, como la contradicción de que con tan pocas balas
se pudiese mantener un tiroteo tan largo e intenso, el hecho de que un
hombre herido hubiese podido librarse de aquel cerco sin ser capturado,
la desaparición del encargado de vigilar la cabaña, o -como ya hemos
dicho- el hecho de que a las dos mujeres se las respetase la vida. El
caso fue que Silvino Morán a sus 30 años ya se había convertido en un
mito y cayó aquel día llevando entre sus pertenencias, según se supo, un
diario de guerra que quedó en manos del Gobernador Militar de Asturias.
Si el rumor fuese cierto, este documento podría aportar una información
fundamental para el conocimiento de lo sucedido en los últimos días de
la Guerra Civil en Asturias, aunque cada vez tengo más sospechas de que a
las autoridades de ambos bandos les interesó más contar sus respectivas
versiones que afrontar la vergüenza de sus comportamientos y a sus
herederos políticos aún les espanta aceptar que hay una verdad que no
coincide con la suya.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
FUENTE: ERNESTO BURGOS - HISTORIADOR. Publicado por La Nueva España el 26-12-2012. Ver enlace
Ernesto
Burgos Fernández (historiador). Nació
en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo,
éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento
personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran
divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo
(1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La
romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de
Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera»
(Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia),
«Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año
2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido
galardón anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda
Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III
República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de
Asturias. Coautor de los libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del
Medio) para Asturias y Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias
Sociales «Cuadernos de Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia
de las cuencas mineras asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el
patrimonio arqueológico de Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su
temática en jornadas y congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente
artículos para numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa,
Mieres 30 días, La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras
del Caudal, Aula de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara
(2002); La Teyerona (2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011).
Histórico militante republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en
Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y
actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los
revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús
Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a
varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España,
donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100
años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra
historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la
página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE:
Alfonso
Zapico (Blimea, Asturias,
1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año
2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula
Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros
educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia). Realiza
ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad,
editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales
asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…). Se
estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga,
La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado
directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de
lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto
conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida
de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del
Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce
(Astiberri, 2011). Vive en la localidad francesa de Angouléme,
donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias
natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y
ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro
tomos. Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela
gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los
que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de
carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos
tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la
Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un
paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico
completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta
como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo
Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés,
francés, alemán o polaco. (…). Foto Wikipedia - Twitter
El blog de Acebedo (Antología de
Historia). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender
el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para
entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad
en la que vivimos.
“El único deber que tenemos con la
historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra
tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este
blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada
historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829
– 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber
nacío nella”
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figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los
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